Me decidí, sí, hoy me hartó... tomé mis pocas cosas, las heché a mi bolso, que como dice mi santa madre, parece maletín de gasfiter más que bolso "juvenil" saqué mi chaleco de en enfrente de él, le dije ¡suerte! y me fui... Sí, yo esperaba que alguna palabra mágica saliera de esos lindos labios, pero nada, no articuló palabra, abordó su kia año 2008 y se fue haciendo un ruido infernal y yo un poco confundida dirigí mis pasos hacia "la alameda" mientras por mis mejillas rodaban unas lágrimas un tanto rebeldes.
La gente me miraba de manera extraña, algo asi como si hubiese tenido un obvni en la cabeza y yo me sentia de hecho un poco extraterrestre, pero seguí caminando, ahogando unos sollosos desesperantes. Abordé mi micro y dije ¡adios! a ese sector con el que ya me había familiarizado. Llegué a casa como arrastrandome. La mirada atónita de mi tía me interrogó apenas puse el pie izquierdo en la sala. Sí, le dije, me fui, yo a él ya no le importo, nada de lo que yo diga o haga le interesa, él nunca me quiso, le hice un favor... (me sentía algo ridícula y quinceañera haciendo esas declaraciones) luego me tiré en mi cama para seguir llorando.
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