martes, 12 de octubre de 2010

Eterna Espera...

Día 2: mis ojos hinchado se abren a eso de las 7 de la mañana. ¡Cómo nunca! si siempre me cuesta un montón despertarme, pero hoy, un nerviosismo increíble me espanta el sueño. Bien, ya que estoy despierta, sigo con mi ritual iniciado ayer, llorar, llorar y llorar. A eso de las 10:00 viene mi tía a darme sus sabios consejos, que escucho con mucha atención, aunque se que me entrarán por un oído y saldrán por el otro. Casi a la fuerza me levanta y me lleva a ver una especie de espectáculo que dará la Princesa del hogar en su colegio, yo voy y parezco no estar ahí, soy como un zombi.
11:54 suena mi celular, tiemblo desde la raíz del pelo hasta la uña del dedo chico del pie izquierdo... con emoción miro la pantalla que acusa una llamada de mi terapeuta. Rechazo la llamada con cierta desazón. Aplaudo, miro y hasta respiro por inercia, creo que cada organo a olvidado su labor diaria. Es increíble como ciertas personas son indispensables en nuestras vidas aunque nos cueste asumirlo.
Almuerzo bajo estricta obligación, ya que no como desde la tarde anterior al día de furia. No soy capás de tragar todo lo que hay en el plato, lavo los platos jurando que es una terapia positiva, al terminar aparte de secar la loza debo secar mis ojos de esas lágrimas que corren por mis mejillas.
17:40 y aun no hay llamadas referentes al tema. Abro mi correo y lo veo conectado, tiemblo de nuevo cuando me habla, sí me habló, para decirme que vea una orden de compra; desazón nuevamente, por fin una llamada en la que la discución no está ausente...
Por primera vez en mi vida comienzo a pensar que debería dar mi brazo a torcer... y comienzan a bailar ideas en mi cabeza que probablemente a algo me lleven, ojalá pueda sacar alguna cosa en limpio...

Día de Furia...

Me decidí, sí, hoy me hartó... tomé mis pocas cosas, las heché a mi bolso, que como dice mi santa madre, parece maletín de gasfiter más que bolso "juvenil" saqué mi chaleco de en enfrente de él, le dije ¡suerte! y me fui... Sí, yo esperaba que alguna palabra mágica saliera de esos lindos labios, pero nada, no articuló palabra, abordó su kia año 2008 y se fue haciendo un ruido infernal y yo un poco confundida dirigí mis pasos hacia "la alameda" mientras por mis mejillas rodaban unas lágrimas un tanto rebeldes.
La gente me miraba de manera extraña, algo asi como si hubiese tenido un obvni en la cabeza y yo me sentia de hecho un poco extraterrestre, pero seguí caminando, ahogando unos sollosos desesperantes. Abordé mi micro y dije ¡adios! a ese sector con el que ya me había familiarizado. Llegué a casa como arrastrandome. La mirada atónita de mi tía me interrogó apenas puse el pie izquierdo en la sala. Sí, le dije, me fui, yo a él ya no le importo, nada de lo que yo diga o haga le interesa, él nunca me quiso, le hice un favor... (me sentía algo ridícula y quinceañera haciendo esas declaraciones) luego me tiré en mi cama para seguir llorando.
Esta tarde ni el regio, súper Mini I Phone que me regaló mi primo por mi cumpleaños (que fué hace tres meses) iluminó mi rostro... todo sabe a dolor... y mi celular no ha sonado, eso es lo que más me impacienta ¿cómo no ha tenido la gentileza ni de llamarme? podría en este preciso instante estar yo en una morgue ¿y él? ¿le habrá pasado algo? mañana será otro día y de seguro a eso de las 10:00 me llamará con su voz autoritaria que me hace reir, para decirme que vuelva... sí estoy segura que asi será...